jueves, 11 de agosto de 2011

pafois je deviens folle

A veces todos nos mentimos un poco. Odio mentirme .
No estoy orgullosa de lo que hago, pero a veces es necesario. No habrá próxima vez.

A veces la realidad supera a la ficción, otras está más allá de mis límites . Y no siempre se puede cruzar la barrera .

Si últimamente no tuviese tantas preocupaciones habría vivido más, ese es siempre el consejo que me dan. Vive, deja de pensar. Me asombra lo efímeras que parecen esas palabras en bocas de otros, lo fácil que suena, lo sencillo que parece.
A veces tenemos tantas cosas de las que preocuparnos, que no nos queda tiempo para vivir lo verdaderamente preocupante de la vida.
Necesito un cambio. Lo pido a gritos, lo siento.

A las 3 de la madrugada solo me apetecen unas magdalenas y un pitillo en el  balcón, me gustan esos momentos de pensar . Me gusta escuchar mis pensamientos, me gusta sentir mis dudas, mis miedos y reírme de ellos. Me gusta la vida hasta en los momentos que no me encuentro, que no me hallo . Aunque sepa amarga en el fondo es dulce, lo más dulce que jamás me llevé a la boca.

Y lo hago, lo hago porque me apetece, porque así es Livia, no tiene más. Da igual hacer ruido, da igual que huela el humo, da igual que el sueño no llegue . Siempre quedará compartir la oscuridad nocturna entre mi soledad y yo.

Siempre supe que los sueños, sueños son, pero adoro soñar.
Lo que hoy no puedo hacer, pero que algún día haré. Aunque sólo sea en sueños, lo haré.

Nadie lo entiende es una locura, que dura y dura.

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